Nutrición e Infancia – Parte 2

Infancia

Recomendaciones generales

  • Es importante comer de todo, variar las comidas, tratar de hacerlas atractivas y disimular inicialmente
    los alimentos que el niño rechaza.
  • Realizar unas cinco comidas diarias: tres principales (desayuno, comida y cena) y dos más ligeras (media mañana y merienda).
  • Mantener horarios regulares de comidas
  • Evitar el picoteo a base de snacks, caramelos, dulces, etc. que sólo aportan calorías y prácticamente
    ningún nutriente.
  • Desayunar a diario. El desayuno es una de las comidas más importantes del día y debería cubrir un 25% de las necesidades energéticas del niño. Debe incluir alimentos de al menos tres grupos básicos: lácteos, cereales y frutas. El desayuno es fuente importante de energía y nutrientes, contribuye a un mayor rendimiento físico e intelectual y ayuda a mejorar la dieta evitando deficiencias nutricionales.
  • La comida de media mañana y la merienda son excelentes oportunidades para incluir alimentos de gran interés nutricional como pan, cereales, lácteos, fruta,…
  • Es importante supervisar lo que comen fuera de casa para evitar excesos, monotonía y comidas con
    gran cantidad de calorías, grasas y baja densidad nutritiva.
  • Controlar el consumo de aquellos alimentos con alta contenido en azúcar, grasa y sal. No abusar de
    dulces, chucherías, snacks y refrescos.
  • Si el niño come en el colegio es necesario conocer el plan de menús, sobre todo para equilibrar la dieta con las comidas que se hacen en casa. Dentro de la dieta total, la comida escolar tiene gran importancia no sólo por el aporte nutricional sino también por ser un buen lugar para la educación nutricional y la adquisición de buenos hábitos alimentarios.
  • La escuela puede ser un importante lugar de formación nutricional, sin olvidar que además el niño puede enseñar en el hogar lo que ha aprendido en la escuela.
  • Controlar el peso corporal adecuado para edad y talla.
  • No restringir alimentos, ni fomentar el consumo de productos “bajos en calorías o grasa”, a menos que haya una justificación médica o un exceso de peso y, en cualquier caso, siempre bajo la supervisión del especialista.
  • Fomentar la actividad física, al menos una hora diaria, y preferiblemente al aire libre. Controlar el tiempo que pasan los niños sentados viendo la TV, con juegos electrónicos, con el ordenador, etc. Esto no sólo contribuye de forma significativa a la inactividad física sino que también puede fomentar el consumo de determinados alimentos muy calóricos y con poca densidad de nutrientes.
  • Cuidar la higiene bucal.

 

Artículo anteriorNutrición e Infancia
Artículo siguienteLos emulsionantes que se añaden a los alimentos parecen causar cáncer colorrectal