Nutrición y Lactancia – Parte 1

Lactancia

La lactancia natural es la mejor manera de alimentar al bebé.
Una dieta adecuada durante al embarazo es la mejor preparación para la lactancia.
Durante la lactancia la mujer necesita mayores cantidades de prácticamente todos los nutrientes (energía, proteína, todas las vitaminas, calcio, fósforo, magnesio, cinc, cobre y selenio) para la producción de leche.

Esta debe aportar la energía, los nutrientes y el líquido que el bebé necesita.
Es importante:
• Aporte extra de energía: + 500 kcal/día. Durante los 3‐6 primeros meses la madre suele producir unos 800 ml de leche al día. La energía necesaria para ello procede del aporte extra de calorías a partir de la dieta, pero también de los almacenes de grasa acumulados durante la gestación y de la energía ahorrada por cambios en la tasa metabólica y también por una vida más sedentaria. Este consumo extra de energía, a partir de una dieta variada, garantiza el aporte de minerales y vitaminas. Un 50‐60% de la energía debe proceder de hidratos de carbono y menos de un 30‐35% de grasa (principalmente monoinsaturada, 12‐17% kcal).
• Aumentar en 25 g/día los requerimientos habituales de proteína, establecidos en una mujer adulta en unos 41‐43 g/día (total: 66‐68 g/día). El consumo de proteínas de alto valor biológico debe suponer un 12‐20% de la energía total consumida. Para sintetizar 1g de proteína de leche materna se necesitan 2g de proteína disponible en la dieta.
• Aporte extra de calcio: +700 mg/día (4‐6 raciones de lácteos al día). Las principales fuentes de calcio de la dieta son la leche y sus derivados (yogur, queso, etc.). Los pescados pequeños, como las sardinas enlatadas o los boquerones fritos, cuando se consumen enteros (con las espinas), algunas hortalizas y leguminosas y los alimentos fortificados contienen también cantidades apreciables de este mineral.
• Cuidar especialmente el aporte de líquidos: 2,5 ‐ 3,5 litros/día.
• Aporte extra de ácido fólico: +100 mcg/día (total 500 mcg/día). El ácido fólico se encuentra en las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas), hígado, legumbres y cereales fortificados. Hay que tener en cuenta que se destruye fácilmente por el calor y el oxígeno, por lo que es recomendable minimizar el tratamiento culinario en las verduras. Una buena opción puede ser tomar las espinacas en ensalada o salteadas ligeramente en la sartén.
• Cuidar el aporte de vitamina D. Esta se encuentra principalmente en los pescados grasos, huevos y lácteos.

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