EL TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD

Los narcisistas son personas que no aparecen demasiado por las consultas pero sí están bastante presentes en la vida pública, sobre todo en los medios de comunicación. Todos podremos pensar en artistas, cantantes, actores, intelectuales o presentadores de televisión, por ejemplo, a los que se les ha subido el ego en exceso. Una cosa es pensar que alguien despunta en algo concreto (por ejemplo, un futbolista en la práctica del fútbol) y otra muy diferente es deducir de este hecho que la persona ya es más importante que otras. Esta es al verdadera esencia del narcisismo: estar plenamente convencido de que uno mismo es más válido y superior que otras personas, incluso de la mayoría o de la totalidad. El narcisista no ve a nadie por encima de sí mismo, sin embargo ve a muchísimos por debajo, pero no ya en el terreno en el que despunte, sino como persona en general. Son individuos con una autoestima muy consolidada, muy sólida, en contra de lo que vulgarmente se dice. Esto no les hace mejores personas, porque a nivel interpersonal su funcionamiento es penoso.

Esto no tendría por qué ser así, porque alguien puede pensar que es “el rey del mambo” pero no necesariamente ha de menospreciar a los demás; no obstante, lamentablemente es así. La cuestión es que el narcisista precisa considerarse en un plano superior a los otros porque no los soporta, porque se ha desvinculado afectivamente de ellos. Los narcisistas, por esta desvinculación afectiva, carecen de interés genuino por los demás, les falta empatía. Les importa bastante poco lo que les ocurra a las personas de su entorno aunque sean conocidas; sólo están preocupados por sí mismos. Los demás sirven únicamente para girar en torno a ellos, para alabarles y ratificar su grandiosidad. Por desgracia, siempre existen individuos que se dejan llevar y que cumplen a la perfección su función de “fans” incondicionales, riendo las gracias del narcisista y viendo excelencias donde sólo hay normalidad.

Estas personas no se contentan con su visión autosuficiente y superior de sí mismas, sino que se desenvuelven en la vida teniendo muy claras las implicaciones de su sentimiento de importancia especial. Por ejemplo, un narcisista no se encontrará cómodo en un medio público de transporte o utilizando la sanidad pública, porque pensará que merece siempre lo mejor (ya que es un individuo de un nivel superior a los demás). Tendrá zapatos, relojes o coches de marca, de los más caros que haya, porque son los apropiados para alguien de su estatus. Su parlamento merecerá atención especial, ya que lo que dice, a veces de manera mayestática y pedante, es poco menos que elevado y de un interés tremendo. Hablará una y otra vez de sí mismo, de sus circunstancias, de su vida y su visión de las cosas, como si fuera lo único interesante en el mundo y como si los demás estuviéramos ávidos de conocer las interioridades de su persona, sin que nos importe ninguna otra cosa más. En definitiva, los narcisistas son personas que vistas por televisión pueden hacer incluso  gracia, pero tratándolas más directamente son capaces de enloquecer a cualquiera.

Además de eso, son individuos muy resentidos y que adoptan una actitud vengativa hacia los demás, gustándoles sobremanera hacer sentirse mal a los otros, para así ellos alimentar su ego y su superioridad. Si piensan que alguien puede competir con ellos o hacerles sombra, experimentarán inquietud e intentarán por todos los medios minusvalorar a esa persona. A continuación, reproducimos literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR sobre el trastorno narcisista de la personalidad: A. Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empieza al principio de la edad adulta y que se da en diversos contextos, tal como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:  (1)    un sentido grandioso de la propia importancia (2)    preocupación por fantasías de éxito, poder, brillo, belleza o amor ideal ilimitados (3)    cree que es especial y único y que sólo pueden comprenderle, o sólo debería relacionarse con, otras personas (o instituciones) especiales o de elevado estatus (4)    exige una admiración excesiva (5)    tiene una sensación de “estar en su derecho”, es decir, expectativas poco razonables de recibir un trato de favor especial o la anuencia automática con sus expectativas (6)    tiende a la explotación interpersonal, es decir, saca provecho de los demás para lograr sus propios objetivos (7)    carece de empatía, es decir, es incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y las necesidades de otras personas (8)    a menudo tiene envidia de los demás o cree que los demás le tienen envidia (9)    presenta actitudes o conductas arrogantes o soberbias

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