El trastorno obseso-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de pensamientos forzados, intrusos e inútiles en una mente dubitativa, pensamientos que no pueden ser rechazados, juntamente con el deseo fuerte e imperioso de llevar a cabo acciones mentales o motoras hasta que satisfagan el componente emocional e intelectual implicado. En nuestro medio diferenciamos lo que son rituales de las compulsiones. Llamamos rituales a aquellas conductas que no están vinculadas a ideas obsesivas. Guardamos la palabra compulsión para aquella conducta que se desarrolla con el fin de suprimir o menguar la Idea Obsesiva. Cuando habla de los rituales y las supersticiones, están muy extendidos en la humanidad, y su finalidad parece ser la de dar seguridad y sensación de control sobre condiciones de la vida que son impredecibles. Hay persona muy supersticiosas, que desarrollan conductas rituales asociadas a acontecimientos fortuitos; muchas de estas personas, si se les pregunta, no sabrán muy bien por qué lo hacen, pero aun así no quieren dejar de hacerlo. El trastorno obsesivo-compulsivo es, de alguna forma, una exageración hasta el límite de estos comportamientos. En psiquiatría, las obsesiones son pensamientos que se definen como intrusivos y parásitos, porque quien los tiene los vive como extraños, no pensados voluntariamente y no puede desprenderse de ellos a pesar de considerarlos extremadamente desagradables. Las compulsiones sin embargo, son actos que realiza la persona para librarse de la ansiedad que producen las obsesiones, y que aunque podría evitar si quisiera, y de hecho puede ser capaz de hacerlo, ello le aumenta tanto la ansiedad que al final termina por repetir una vez más la compulsión, a pesar de saber que no tiene ningún sentido ni racionalidad. Por supuesto, dentro de este trastorno hay grados. Son compulsiones muy frecuentes las de lavado asociadas a obsesiones de limpieza, o las compulsiones de comprobación. El contenido del pensamiento del paciente obseso-compulsivo se caracteriza no sólo por la abundancia de ideas obsesivas, sino además de ideas fijas, sobrevaloradas y paranoides que se entretejen en un curso del pensamiento que es, por definición, rígido y minucioso. Dentro de los aspectos dinámicos se puede afirmar que, el enfermo que padece de TOC se caracteriza por tener que controlar todo. A diferencia del enfermo esquizofrénico, vive su realidad en el mundo exterior. Como consecuencia es hipervigilante. Este perfil dinámico se adhiere a una gran necesidad de dependencia, debida principalmente a la dificultad de tomar decisiones. En el TOC la vida de una persona puede verse empobrecida y atrapada en un sinfín de conductas repetitivas y rituales. Define esta patológica, con las formas clínicas, con un fin estrictamente pedagógico y se refiere a las tres formas clásicas: 1. Síndrome obsesivo-compulsivo, configurado por la aparición de uno o más de los síntomas descritos y que pueden darse como una dolencia autónoma, como dependiente de enfermedades orgánicas, entre las que debe destacarse los síndromes orgánico cerebrales crónicos particularmente vinculados a la epilepsia y a la demencia, o los que forman parte de cuadros psicopatológicos complejos como las depresiones, esquizofrenias y psicosis involutivas. 2. Trastorno obsesivo-compulsivo (ICD-10: F.42): entidad nosológica cuya etiología multifactorial está en proceso de decantación; cuya evolución progresiva está precisada como un cuadro recurrente que tiende a la cronicidad e invalidez psíquica, y cuyo tratamiento también ha sido delimitado conforme lo apreciamos en el acápite correspondiente. El síntoma axial es la angustia creciente y el sufrimiento interminable que deviene de la tremenda lucha interna que estos pacientes experimentan, entre las vivencias obsesivo compulsivas que se les imponen y el deseo de expulsarlas de su vida mental; esta profunda pérdida de la autonomía y libertad aprisionan al paciente, de tal modo, que todo su quehacer va circunscribiéndose progresivamente a esta pertinaz y desigual batalla, anulando en forma gradual su energía y sus capacidades para enfrentar los problemas cotidianos. Existen grados variables de compromiso y muy diversas formas de presentación, dependientes de la sintomatología predominante y del contenido o la peculiaridad de la misma. Confundidos éstos con los diferentes tipos de actos, impulsos insólitos repetitivos y punzantes, la atmósfera de incertidumbre y duda, los desconcertantes y singulares rituales, constituyen un extraño y multiforme mosaico de vivencias difíciles de sintetizar y homogenizar. Sin embargo, es en la práctica clínica donde podemos detectar con claridad el mundo del obseso y establecer fácilmente su diagnóstico. 3. Trastorno anancástico de la personalidad (ICD-10: F60.5) o antigua Personalidad Obsesiva Compulsiva, es un trastorno permanente de la actitud del individuo frente al mundo y frente a sí mismo; constituye un estilo de vida, una forma de existir caracterizada por una profunda inseguridad que se manifiesta en la duda iterativa y angustiante, en la enorme dificultad para tomar decisiones, la excesiva pulcritud en la higiene, el vestido o la imagen, la imperiosa necesidad de orden y limpieza, la exacta administración del tiempo y el meticuloso cumplimiento de las normas, así como una rígida tendencia al perfeccionismo.