El Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) fue una luz dentro de los esfuerzos por combatir la infección por el VIH, sin embargo conforme avanzaron los años y la utilización de esta terapia, algunos reporten médicos empezaban a indicar una serie de trastornos metabólicos en sus pacientes que en los años posteriores llamaría la atención y que se destinarían diversos fondos para comprender estos sucesos, que hasta el día de hoy no han sido completamente comprendidos.
Las alteraciones descritas en los pacientes indican cambios en la composición corporal, y en el metabolismo lipídico y de hidratos de carbono. Durante las primeras investigaciones se relacionó el uso de los inhibidores de proteasa como responsables de esta serie de manifestaciones, sin embargo fue al inicio del siglo XXI que otras hipótesis se pusieron sobre la mesa para su discusión, ya que algunos investigadores habían encontrado relación de estos trastornos metabólicos con factores ambientales, así como propios del virus hospedador. Estas alteraciones, hoy descritas como el síndrome de lipodistrofia (SLP) en pacientes con VIH, incluyen: lipoatrofia, lipohipertrofia, trastornos metabólicos como las dislipidemias, resistencia a la insulina, diabetes mellitus, hipertensión arterial, entre otros factores que comprometen la salud cardiovascular.
Estas afecciones tendrán repercusiones tanto físicas como psicológicas que condicionarán el pronóstico del afectado. De acuerdo a expertos en la materia, existen 3 factores que condicionan el SLP: 1) el paciente (sexo, edad, peso corporal, grupo étnico y polimorfismos en el gen promotor del TNF-α y en el de la resistina); 2) el virus y; 3) los fármacos antirretrovirales que recibe el paciente. Algunas de las recomendaciones que han sido propuestas por los expertos son: • Promover un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación saludable así como la inclusión de actividad física mantenida. • Mantener una estricta vigilancia de los factores de riesgo cardiovascular para realizar intervenciones precoces. • Realizar una valoración de la composición corporal inicial y anualmente, además de monitorear los cambios que aparezcan a partir del inicio del TARGA. • Valorar el inicio del uso de la metformina en pacientes con VIH al encontrar glucosa alterada en ayunas o a intolerancia a hidratos de carbono. • Utilizar la pravastatina como tratamiento farmacológico para la hipercolesterolemia , y los fibratos para la hipertrigliceridemia, aunque no se recomienda el uso combinado de ambos. • En caso de no existir disminución de las dislipidemias, valorar el cambio de fármaco antirretroviral. Aun es necesario que se realicen más estudios al respecto de este síndrome en los pacientes con VIH, sin embargo la adecuada alimentación y nutrición de los afectados, en conjunto con la adquisición de hábitos saludables, son un aspecto indispensable para mejorar y mantener la calidad de vida de los mismos. Es importante que se mantenga una estrecha comunicación con el nutriólogo y que este realice las valoraciones correspondientes en cada visita para monitorear cualquier cambio que pueda verse beneficiado de una intervención terapéutica temprana.