Artritis Gotosa

La gota es uno de los trastornos metabólicos más comunes. Se caracteriza por un aumento de ácido úrico en sangre (hiperuricemia) que no suele presentar sintomatología pese a que puede llegar a depositarse principalmente en las articulaciones, dando entonces lugar a inflamaciones realmente dolorosas que pueden ir acompañadas de fiebre. Las articulaciones más afectadas suelen ser las de las manos, pies, rodillas y tobillos. Muchas veces el paciente piensa que se ha curado, cuando no es así, produciéndose recaídas que si no son tratadas pueden dar lugar a episodios cada vez más largos donde se producen deformidades de las articulaciones y aparición de tofos gotosos o depósitos de ácido úrico en las articulaciones. Las causas de la hiperuricemia no son del todo conocidas. Se cree que puede haber un componente genético, siendo más común en varones, mujeres postmenopáusicas y personas que abusan del alcohol. La gota se produce por una alteración en el metabolismo de unas nucleoproteínas llamadas purinas, que al metabolizarse dan lugar a ácido úrico. Esto puede deberse a que los procesos de eliminación estén alterados o a que haya un exceso de producción, siendo esta última la causa más común.

Una dieta rica en purinas rara vez causa hiperuricemia, sin embargo, en determinadas personas propensas pueden llegar a desencadenar los conocidos ataques de gota. Los alimentos ricos en purinas son principalmente aquellos de origen animal. Las vísceras, seguidas de algunos pescados azules y el marisco son los alimentos que mayor cantidad de purinas aportan a nuestra alimentación, y los enfermos de gota deberían evitarlos al máximo. Les siguen las carnes y el pescado blanco, y algunos vegetales como las legumbres, espárragos, champiñones, coliflor y espinacas. Los alimentos con un bajo contenido en purinas son los cereales y sus derivados, como el pan y la pasta, quesos y postres lácteos, arroz, nueces, verduras (excepto las comentadas anteriormente) y frutas. La dieta baja en purinas no es que sea muy efectiva a la hora de mejorar un ataque de gota, de ahí que tenga que combinarse con medicación. Además, hay que tener en cuenta que una dieta muy baja en purinas es muy difícil de cumplir, por eso las restricciones severas se aconsejan únicamente durante los ataques agudos, y a medida que se va mejorando, se va diversificando la alimentación. Esto no quiere decir que los pacientes propensos a sufrir ataques de gota puedan consumir los alimentos ricos en purinas libremente.

Se ha observado que en las personas obesas la hiperuricemia desencadena ataques de gota más frecuentemente que en personas con un peso normal. Por ello se recomienda modificar la alimentación e incrementar la actividad física en estos pacientes, con el objetivo de bajar de peso y alcanzar y mantener un peso saludable. Esta pérdida de peso deberá ser lenta y gradual, evitando momentos de ayuno, ya que pueden desencadenar ataques agudos de gota al incrementarse los cuerpos cetónicos en sangre, componentes que el cuerpo sintetiza como combustible cuando faltan hidratos de carbono, pero que disminuyen la eliminación de ácido úrico.

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