El ayuno preoperatorio se hizo popular después de que Mendelson publicara la relación entre alimentación y aspiración durante el parto en 1946. Las clásicas pautas indican que el Sme. De Mendelson se reduce al disminuir el volumen del contenido gástrico por debajo de 0,4 ml/Kg y al aumentar su pH por encima de 2,5. Actualmente se reconoce que estas medidas son imperfectas y la investigación reciente indica que la acidez del contenido puede ser más
importante que el volumen.
Hasta hace algunos años, las consignas tradicionales sobre el ayuno preoperatorio en el niño reposaban, como en el adulto, en la regla que ordena «nada después de medianoche». Este intervalo de ayuno es una práctica estándar, pero no está en consonancia con la fisiología del vaciamiento gástrico.
El ayuno preoperatorio es desagradable para los pacientes, que se quejan frecuentemente de sed, boca seca y se encuentran irritables. La deshidratación aumenta el riesgo de la anestesia y contribuye a la morbilidad perioperatoria.
En su trabajo sobre reflujo gástrico y aspiración pulmonar en anestesia, Smith comenta que la neumoní¬a aspirativa se facilita cuando el estómago está ocupado con un volumen de comida superior a 0,4 ml/Kg (28 ml para un paciente de 70 Kg ) y cuando el pH es menor de 2,5.
El contenido gástrico durante el ayuno de 8 horas está formado exclusivamente por saliva y jugo gástrico; el pH de las secreciones estomacales fluctúa entre 1,5 y 2,22. La producción de saliva es de 1ml/Kg/h y la de ácido clorhí¬drico de 0,6 ml/Kg/h.
En estado de ayuno, el estómago segrega constantemente 5-15 ml/h de jugos gástricos equivalentes a 40-120 ml en 8 horas, superando ampliamente los lí¬mites mencionados como seguros para evitar la aspiración pulmonar. La utilización de goma de mascar aumenta las secreciones salivares y gástricas, por lo que se debe evitar el dí¬a de la cirugí¬a. Lo expuesto pone en evidencia que durante el ayuno prolongado se generan las condiciones de contenido gástrico ( volumen y acidez) que precisamente tratamos de impedir.
Durante mucho tiempo, sólo se tuvo en cuenta la necesidad de evitar la neumoní¬a por aspiración, sin tener presente el efecto metabólico del ayuno.
La dieta absoluta de 8 horas de ayuno origina alteraciones metabólicas e hidroelectrolí¬ticas que favorecen el deterioro del paciente y prolongan su estancia hospitalaria , además de facilitar la aparición de hipotensión severa durante la inducción anestésica.
El consumo basal de glucosa en el ayuno es de 2 mg/Kg/min , de los que el cerebro consume aproximadamente la mitad. Significa que un paciente de 70 Kg consume 140 mg/min de glucosa, que es la cantidad producida por glucogenolisis hepática. El compromiso metabólico consistirá en : insulino resistencia, deshidratación e hipovolemia.