Cinco propuestas para reducir el consumo de alcohol

Diversas estimaciones refieren que entre el 10 y el 15% de las personas que consumen alcohol desarrollará alcoholismo. En ese sentido, preocupa que su ingesta entre adolescentes de entre 12 y 15 años casi se duplicó entre 2001 y 2011, según datos de la Secretaria de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR). Ante este escenario, urgen medidas para reducir su consumo.

En general, la ingesta se inicia a los 13 años y continúa con sesiones de excesos en las denominadas “previas”, que son reuniones con amigos antes de ir a los boliches y en las que las bebidas alcohólicas son las protagonistas.

“Consumir en exceso contribuye a formar un hábito adictivo e interfiere con el desarrollo de algunas estructuras del cuerpo y del cerebro, afectando la salud futura de nuestros jóvenes”, explicó el doctor Eduardo Kalina, Master en Adicciones y Director Médico del Instituto de Psiquiatría Psico-Neurobiológica Brain Center. “Otro de los riesgos ocurre cuando luego de haber bebido conducen automóviles: una combinación explosiva”, insistió.

La ingesta excesiva de bebidas espirituosas lleva aparejados riesgos graves de salud a largo plazo, como enfermedad cardiovascular, cirrosis, cáncer y adicción, pero éstos son peligros que el joven no asume como propios. “Sienten que son inmortales, que difícilmente les va a suceder algo, y que eventualmente es un daño lejano y futuro. Sin embargo, es el camino necesario para comenzar a desarrollar la dependencia”, reflexionó Kalina.

En opinión del profesional, “si bien un consumo moderado de alcohol es considerado una práctica social y no es necesariamente dañino para el cuerpo, los perjuicios que la ingesta abusiva puede ocasionarle a una persona son ampliamente superiores a los aparentes beneficios, y es preciso estructurar una serie de medidas que contribuyan a desalentar el consumo en exceso, tanto en los adultos como en los jóvenes”.

Frente a la pregunta sobre cómo hacerle frente a este problema, el Master en Adicciones propone cinco medidas  que contribuirían a disminuir la ingesta en todos los grupos de edad:

Aumentar los impuestos a las bebidas alcohólicas. En el plano internacional, se vio que un aumento de un 10% en el precio de estos productos generaba una reducción del orden del 7% en el consumo.

Prohibir las publicidades. Con el antecedente del cigarrillo, se propone evitar que haya anuncios que tengan a las bebidas alcohólicas como protagonistas, ya sea en la vía pública o en los medios masivos de comunicación. Esta iniciativa ya está siendo implementada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que acaba de promulgar una ley que limita la publicidad en la vía pública.

Controlar el consumo de alcohol en la calle. Si bien la Ley Nacional de Lucha Contra el Alcoholismo (N° 24.788 /97) prohíbe la ingesta en la vía pública, esta medida no siempre se cumple. Beber alcohol en la calle puede generar cambios conductuales, desinhibición e intoxicación, lo que aumenta el riesgo de que se produzcan altercados, accidentes y episodios violentos en general.

Adelantar el horario de ingreso a los boliches. En parte, los jóvenes consumen tanto alcohol porque tienen tiempo para hacerlo. Se reúnen cerca de la medianoche y durante dos a tres horas se dedican a “la previa”. Si el horario de inicio de la actividad de los boliches se adelantara por ley a las 23 o a las 0 horas, se reduciría notablemente el consumo.

Controlar enérgicamente que no se venda alcohol a menores. Este punto también está contemplado en la citada ley, pero su incumplimiento está prácticamente generalizado. En otros países, todos los comercios exigen la presentación de identificación que acredite la edad. En la Argentina, chicos de 13 ó 14 años pueden acercarse a los negocios y comprar alcohol sin ningún requisito; inclusive suelen pedirlo por teléfono/delivery a quioscos que trabajan ilegalmente y no les solicitan la exhibición de documento alguno.

“Con la implementación de estas cinco medidas, que para instrumentarlas se requiere el compromiso de las entidades gubernamentales y de la sociedad en su conjunto, sobre todo para normatizar su cumplimiento, el consumo de alcohol se vería reducido sustancialmente, contribuyendo a que se produzcan muchos menos accidentes automovilísticos y domésticos, a disminuir las peleas y agresiones en la vía pública ocasionadas por el elevado consumo, y a reducir el desarrollo de conductas adictivas y de enfermedades asociadas a la ingesta excesiva de alcohol”, concluyó Kalina.

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