Existe una relación patogénica muy importante entre la diabetes y la obesidad. El crecimiento simultáneo de ambas enfermedades y en multitud de ocasiones en el mismo sujeto ha permitido la aparición de un término nuevo denominado «diabesidad». El término «diabesidad» acuñado por primera vez por Sims y colaboradores en el año 1973 viene a describir la fuerte unión que existe entre los distintos mecanismos patogénicos y fisiopatológicos de la diabetes y de la obesidad. Una fuerte y creciente evidencia confirma la relación entre ser obeso y el riesgo de desarrollar o de presentar una diabetes. Este riesgo crece a medida que se incrementa el exceso de peso; un IMC entre 25 y 29,9 kg/m2 triplica el riesgo de diabetes y se multiplica por 20 si el IMC es superior a 30 kg/m2. En realidad esta relación es tan fuerte que más del 95% de los nuevos casos de DMT2 en obesos podría prevenirse con una pérdida de peso sustancial como la inducida por la cirugía bariátrica.
Dado que esta relación es tan fuerte, que la DMT2 es en realidad obesidad-dependiente y que la obesidad claramente es el factor etiológico más importante de la diabetes, algunos autores proponen redefinir el concepto de DMT2, pasando a denominarla directamente «Diabesidad» o «Diabetes Mellitus Obesidad-Dependiente». La coexistencia de DMT2 y obesidad representa un desafío terapéutico de gran importancia. La DMT2 confiere un riesgo elevado de desarrollo de determinadas complicaciones tanto macro (enfermedad cardiovascular, ictus) como microvasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatía). A su vez, la obesidad incrementa el riesgo de una constelación de enfermedades crónicas que incluye la DMT2, la enfermedad coronaria, la hipertensión (HTA), la hiperlipidemia, el ictus y determinados cánceres. La obesidad también participa en el desarrollo y complica el manejo de la artrosis, la apnea del sueño y la depresión.
El tratamiento de determinadas comorbilidades asociadas a la obesidad como la HTA, puede influir negativamente en el manejo de la diabetes. Así, se ha asociado el uso de las tiazidas con la ganancia de peso y alteración de las cifras de glucemia. Un metanálisis del uso betabloqueantes en la HTA, lo asocia con una ganancia ponderal de 1,0-3,5 kg. Finalmente, muchos de los antidiabéticos convencionales que incluyen a tiazolidinedionas, distintas formulaciones de insulinas, sulfonilureas y meglitinidas, se asocian con mucha frecuencia con una clara ganancia ponderal; una excepción es la metformina con un comportamiento neutro o un modesto poder reductor de peso. La nueva formulación de insulina detemir, presenta una ganancia de peso más limitada, si se compara con la insulina NPH. De la administración de estos antidiabéticos tradicionales, puede resultar un círculo vicioso consistente en mayor incremento de peso, mayor resistencia a la insulina, incremento en la medicación para mantener los niveles de glucemia en rango y, esto a su vez, determinar un mayor incremento de peso.
La ganancia ponderal inducida por estos fármacos, en una población de pacientes diabéticos obesos o con sobrepeso se convierte en un auténtico reto y determina la aparición de barreras psicológicas al inicio o a la hora de intensificar el tratamiento, llevando en multitud de casos a una pérdida de efectividad o de cumplimiento terapéutico. La coexistencia de diabetes tipo 2 y obesidad representa un desafío terapéutico de gran importancia. La diabetes tipo 2 confiere un riesgo elevado de desarrollo de determinadas complicaciones, tanto macro (enfermedad cardiovascular, ictus) como microvasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatía). La obesidad a su vez también complica el manejo de la diabetes y de otras situaciones asociadas. En conclusión, es importante realizar un análisis detallado y actualizado de los distintos fármacos disponibles en el mercado y que puedan ser útiles para aquellos pacientes con diabesidad.
Es decir de aquellos fármacos aprobados para el manejo de la hiperglucemia, pero que además puedan tener algún beneficio en relación al peso con la finalidad de ofrecer un tratamiento terapéutico farmacológico integral a las condiciones patológicas de ambas enfermedades. Fuente principal: Mangas M, Martínez A, García P. Tratamiento farmacológico de la diabesidad. Nutrición clínica en medicina. 2012; 6(1) pp. 34- 48.