Dr. Pedro M. Politi
La falta de apetito: Se trata de un problema frecuente. Pueden identificarse diversos factores causantes: La propia enfermedad tumoral, los efectos adversos de los tratamientos dirigidos contra la enfermedad, factores psicológicos (ej. depresión), los múltiples estudios que requieren (requieren?) ayuno previo, las internaciones, etc.
Mecanismos comunes: Qué pasa, por qué pasa? En buena parte de las situaciones, es posible formular una hipótesis (a confirmar por estudios adicionales), simplemente escuchando al paciente: Un muestrario de quejas comunes brinda información muy útil: “Si logro comer un pequeño bocado, ya me siento lleno” “La comida no tiene gusto a nada” ” Me duele al tragar” ” Me duele luego de comer”
Advertencia: No pruebe NADA sin consultar antes con su médico. Sólo su médico – que lo/la ve y revisa periódicamente, y conoce su historia – sabe si un enfoque de tratamiento es apropiado para Ud. En el primer caso (“ya me siento lleno”), el mecanismo sospechado es: saciedad precoz. En esta situación, es importante recordar que las gaseosas distienden el estómago, y es conveniente no ingerir estas bebidas. Pequeños bocados (snacks) a intervalos regulares (cada par de horas, por ej.) pueden ayudar. Consulte a su médico sobre la posibilidad de ayudarlo/a a vaciar su estómago en la dirección correcta, mediante el apoyo con medicamentos. El segundo caso ( pérdida del sabor ) se asocia más comúnmente con la administración de radiación en el área de la cabeza o el cuello. La saliva se vuelve escasa y/o espesa, la boca y la lengua se inflaman intensamente. Si ésa es la situación, consulte a su médico: hay varias cosas por hacer, desde buches, hasta medicamentos para ayudar con la producción de saliva. Además, es posible recurrir a flanes y helado, y/o a suplementos nutricionales líquidos, en postre o en polvo para disolver. El tercer caso (dolor al tragar) requiere mucha prudencia en su interpretación. Una posibilidad es que se haya administrado radiación, y ésta haya irritado la gargante y/o el esófago (el sector de nuestro aparato digestivo que conecta la garganta con el estómago). En otros casos, podría ser que la quimioterapia hubiese causado daño en la boca, la lengua, la garganta o el esófago (el término técnico es “mucositis”). Otra posibilidad a considerar podría ser una infección (hongos, virus del herpes labial, etc). Los tratamientos serán, en consecuencia, muy diferentes. Es crítico ver a su médico. En general, para lo que no es infeccioso, hay buches con diversos medicamentos que ayudan mucho. Tanto si la quimioterapia o la radiación provocaron este problema, tenga en cuenta que su organismo trabaja continuamente, reparando los daños. Es básicamente una cuestión de tiempo, y de mantenerse confortable durante esos días. Si su médico determina que la causa es infecciosa, por fortuna hay medicamentos muy eficaces. El cuarto caso (dolor causado luego de ingerir alimentos) requiere una evaluación médica más a fondo, ya que las causas son múltiples.
Es posible obtener ayuda? Como surge de la sección anterior, el mejor enfoque dependerá del mecanismo por el cual el o la paciente tiene falta de apetito. Es fundamental consultar con el médico, quien estará en la mejor posición para recomendar un tratamiento adaptado a cada necesidad individual. Es importante tener en cuenta que actualmente existen medicamentos que pueden ser de mucha ayuda. Algunos de ellos son simples y de bajo costo. Por otra parte, modificaciones en la dieta y en los hábitos de alimentación (ej. porciones pequeñas a intervalos frecuentes, uso liberal de helado, flan, y gelatinas, incorporación de comidas con mayor densidad calórica – número de calorías por unidad de volumen), son medidas sencillas, fáciles de implementar. Como siempre: ayuda, hay. Consulte a su médico.