El ajo es un fruto clasificado como hortaliza del tipo B y de la familia de los aliaceos, nativo del oeste del Himalaya (oeste de asia) constituida por un bulbo o cabeza de 10 a 15 dientes cada una. Su nombre, en latín, “halium sativum” significa ‘dar olor’. El ajo cumple varias funciones en el organismo: regula la presión arterial, es antirombótico (evita la formación de coágulos sanguíneos), disminuye los lípidos en sangre, disminuye el colesterol, es antiséptico intestinal y aumenta las defensas del organismo. Por ende su consumo es recomendado para personas que sufren hipertensión, que tienen problemas digestivos, antibióticos y diuréticos. Inclusive se relaciona con su consumo cierta protección o inmunidad contra el cancer de estómago y colon.
Historia Existen muchos mitos, suponemos debido a su fuerte sabor, aroma, buenos efectos cardiovasculares y el cambio de olor en la piel de quienes lo consumen muy frecuentemente, que rondan sobre el ajo. Antiguamente era administrado tanto a enfermos para su mejora, como a guerreros para tener coraje en batallas. Otros lugares, seguramente por su fuerte olor, lo utilizaban para alejar a los vampiros y hasta la mala suerte. Aún hoy día muchos hogares cuelgan sus ristras de ajo con una cinta roja para potenciar esos poderes. Las zonas de cultivo de ajo son similares a las utilizadas para el cultivo de cebolla (zonas no muy húmedas y tierras con altos contenidos de sales) y utilizando como semilla sus bulbos. Dentro de las variedades de ajo mas conocidas están el ajo blanco (que es el más común en Argentina, Chile y Uruguay), el rosado (muy común en Brasil), el rojo (de mayor tamaño y menor cantidad de dientes) y el gigante.
Consumo y preparación El ajo se utiliza en varias preparaciones, normalmente como condimento o complemento, donde se tiende a aprovechar que esté picado, entero o en puré. El puré de ajo tiene sabor más intenso que el entero. Algo muy común en las zonas mediterraneas (especialmente Italia y oeste de Francia) es la maceración del ajo en aceite de oliva o de maiz, donde el aceite toma el sabor del ajo. (ali-oli o alioli) Ese aceite luego se usa para untar panes; Algo que tiene dos aspectos positivos dado el buen efecto cardiovascular del ajo y los acidos grasos en este caso omega 6 de los aceites para reducir el colesterol LDL. Alternativamente al ajo entero, se utilizan como substitutos el extracto líquido de ajo, el ajo en polvo o la sal de ajo (esta última en muchos casos alternativa a la sal de mesa), por ser variantes mas suaves del ajo. El ajo se utiliza como aderezo de ensaladas, sopas, quesos, carnes, pastas y verduras. Las rodajas de pan ó las cacerolas pueden frotarse con un diente de ajo pelado para saborizar. En platos como pescados, pollo, carnes ó papas que requieren más tiempo de cocción se recomienda colocar el ajo casi al finalizar, pues si se cocina demasiado toma sabor amargo. Para su mejor conservación, lo recomendado es colgar las ristras en lugar fresco y oscuro para evitar que el bulbo se seque y que de esta forma dure varios meses sin degradarse. Una vez que se separan los dientes del bulbo, estos duran aproximadamente 10 días. Cuando uno los elige al comprarlos, asegúrese de que los bulbos se encuentren firmes y con la piel seca