Lic. Anahí Coral Echeverría
Regurgitaciones o vómitos tras la toma del alimento, saciedad, llanto, tos persistente… Con cierta frecuencia, nos encontramos en la consulta de pediatría un cuadro de estas características, en el que, en muchas ocasiones, el hipo es frecuente. En este caso, hemos de pensar que el bebé está padeciendo reflujo gastroesofágico, es decir, la regurgitación repetitiva del contenido del estómago hacia el esófago, que, a veces, llega hasta la boca, provocando la regurgitación.
Causas y Evolución La Causa más frecuente es un “mal cierre” de la boca del estómago, que permite el paso del alimento hacia el interior del mismo. Estos síntomas y signos se consideran menores, y dan al reflujo la categoría de leve o moderado, porque no suelen afectar al peso y a la talla del niño. La evolución normal del proceso es hacia la solución espontánea a más corto o largo plazo. Cuando perdura más allá de los cuatro años, suele deberse a que no ha sido diagnosticado y tratado correctamente.
¿Cómo se trata? El tratamiento del reflujo leve o moderado se basa en los siguientes puntos: mantener al bebé semiincorporado con un ángulo de 30 grados, procurar que haga tomas cortas y frecuentes, no ponerle a dormir justo después de que haya comido y alimentarle, si no toma pecho, con una leche antirregurgitación. Finalmente, puede utilizarse un medicamento, aunque siempre por indicación y bajo el control del Pediatra.
Síntomas A veces, el reflujo presenta síntomas más importantes, como la presencia de sangre en los vómitos o las regurgitaciones, sangre en los vómitos o las regurgitaciones, sangre negra en las deposiciones, la afectación del peso o la talla y la anemia por carencia de hierro. En este caso, se plantean exploraciones especializadas complementarias, como tránsito radiológico gastrointestinal con papilla de bario, gammagrafía, fibroscopia y pHmetría esofágica. Si no evoluciona adecuadamente…
En ocasiones, los reflujos leves-moderados no evolucionan tan bien como quisiéramos, por lo que resulta necesaria la consulta del especialista pediátrico, quien planteará los cambios necesarios de tratamiento, en espera de que el problema se solucione sin dejar secuelas importantes. Entre ellas, podemos encontrar tos crónica provocada por bronquitis por aspiración del alimento o del ácido regurgitado al aparato respiratorio, y neumonías. También, se establece una relación entre el reflujo y la aparición del asma, así como de apnea del sueño del lactante, estridor y ronquera.