TRASTORNO DE CONDUCTA ALIMENTARIA

TRASTORNO DE CONDUCTA ALIMENTARIA : ALERTA DE SOSPECHA

 
Las señales de alarma son aquellos comportamientos que pueden estar relacionados con la posible existencia de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). No se tratan de criterios diagnósticos y, por tanto, no confirman la enfermedad. Para diagnosticarla es indispensable que la persona que parece estar sufriéndola sea evaluada por profesionales de la salud mental. Pero a pesar de no ser válidos para diagnosticar un TCA, son señales que pueden informarnos sobre la presencia de la enfermedad, de modo que es recomendable que ante estas señales se consulte con un equipo de profesionales. ¿Qué señales pueden advertirnos de un posible TCA? En relación a la alimentación: Utilización injustificada de dietas restrictivas Estado de preocupación constante por la comida Interés exagerado por recetas de cocina Sentimiento de culpa por haber comido Comportamiento alimentario extraño (velocidad ingesta, comer derecho, etc) Levantarse de la mesa y encerrarse en el baño después de cada comida Aumento de la frecuencia y cantidad de tiempo que está en el baño Evitar comidas en familia Rapidez con la que se acaba la comida de casa Encontrar comida escondida, por ejemplo, en su habitación Encontrar grandes cantidades de restos de comida, envoltorios, etc. en su habitación o en la basura.

En relación al peso: Pérdida de peso injustificada Miedo y rechazo exagerado al sobrepeso Práctica de ejercicio físico de forma compulsiva con el único objetivo de adelgazar Práctica del vómito auto inducido Consumo de laxantes y diuréticos Amenorrea (desaparición del ciclo menstrual durante, como mínimo, 3 meses consecutivos) si es mujer, como síntoma debido a la desnutrición Otros síntomas físicos debidos a la desnutrición: frío en las manos y pies, sequedad de la piel, estreñimiento, palidez o mareos, caída de cabello, etc.

En relación a la imagen corporal: Percepción errónea de tener un cuerpo grueso Intentos de esconder el cuerpo con ropa ancha, por ejemplo En relación al comportamiento: Alteración del rendimiento académico o laboral Aislamiento progresivo Aumento de la irritabilidad y agresividad Aumento de los síntomas depresivos y/o la ansiedad Comportamientos manipulativos y aparición de mentiras ¿Cómo podemos ayudar a una persona que nos preocupa? Es muy importante ser honesto, directo y comprensivo. Hace falta sentarse tranquilamente y explicarle con exactitud lo que se ha notado sin ahorrar ningún detalle. Se debe decir a la persona que realmente se está muy preocupado por lo que sucede y se le debe hacer saber que, como te importa realmente, te gustaría ayudarla. Se puede decir: “Me parece que, quizás, tienes un desorden alimentario o problemas con la comida”. No la acuses, condenes ni le hagas confesar nada; sé su puntal pero no quieras ser su terapeuta. Sugiere ayuda profesional. La mayoría de gente responde mejor si se le dan diferentes opciones. Por ejemplo podemos decirle: “¿Por que no llamas a la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia?” , “Podrías obtener más información en un grupo de ayuda mutua” o “Podrías pedir hora a un nutricionista”. Puedes ofrecerte a acompañarlo/a para obtener ayuda. Si el/ella se resiste a ser ayudado/a o bien niega el problema, es posible que no se trate de esto ya que puede ser que no esté preparado/a para admitir que tiene un problema. No le ayudes a negarlo con tu silencio. Háblale de las cosas que observas y que te preocupan. No puedes obligarle a buscar ayuda, pero puedes hacerle saber a donde puede dirigirse o llamar para pedir información, hasta puedes sugerirle que empiece por hacerse un examen médico. Reafírmale que estás dispuesto/a a hablar del problema, pero solo si quiere y en el momento que considere oportuno.

No te pelees por el tema de la comida o el peso. Los amigos, los compañeros y los miembros de la familia tienden a implicarse demasiado en los problemas de la persona afectada. Es necesario recordar que en los trastornos alimentarios intervienen aspectos de control y si se intenta controlar a la persona, esta siempre ganará. No se ha de intentar manipular con sobornos, recompensas, castigos o culpabilidad. Ninguna de estas tácticas funciona. La clave está en hacerle sentir nuestro soporte. Tanto si la persona está en tratamiento como si no lo está, no cometas el error de intentar cambiar su comportamiento. Que sea el/ella quien lo haga, ya que es el único/a que puede cambiarlo. Si te implicas en exceso, puedes enfadarte y acabar quemándote. Aunque sea frustrante, esto es todo lo que puede hacer un amigo. Solo/a no podrás hacer que la persona se cure ni tampoco has de asumir esta responsabilidad tu solo/a.

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