Por Nurih Gonzalez Caballero
El envejecimiento no es igual para todos. De hecho ,el concepto de ANCIANO ha cambiado a lo largo de las décadas, a medida que aumentan las expectativas de vida .Por regla general, se considera a ancianos jóvenes a personas de entre 65 y 74 años, ancianos mayores a los que tienen entre 75 y 84, y por último, muy ancianos a aquellos de 85 años en adelante. Las tasas de envejecimiento dependen de la genética, de las enfermedades sufridas durante la vida y de los hábitos alimenticios. Al envejecer, la forma de absorber las vitaminas se modifica, de manera que, si se produce menos acido en el estómago, se reduce la absorción de vitamina B1, y se puede ver afectada la absorción de vitamina B12. La reducción general de la cantidad de jugos digestivos y una menor velocidad de movimiento en el tracto digestivo pueden reducir la absorción y utilización por parte del organismo de diversos nutrientes.
LAS RAZONES. Existen diferentes patologías que perjudican la alimentación de los mayores. La boca seca, por ejemplo, es una característica que se debe a la reducción del flujo de saliva y afecta a un gran porcentaje de ancianos. La falta de saliva significa que la digestión inicial de la fécula que tiene lugar en la boca no se produce, y se dificulta la deglución. Si a esto se le combina el embotamiento del sentido del olfato, que reduce la capacidad de gustar los alimentos, se puede ocasionar una pérdida del apetito que reduce la ingesta de todos los nutrientes. Las personas ancianas experimentan una reducción del musculo magro y de los órganos. A raíz de esto, hay una disminución del índice metabólico basal, la velocidad a la que el organismo consume energía. Por lo tanto, los requerimientos de energía son menores. Como las necesidades de micronutrientes permanecen sin cambios o pueden aumentar, la calidad general de la dieta debe der elevada. Si la reducción de la masa muscular se combina con una disminución de la actividad, pero sin ajuste de la cantidad de alimento consumido, se puede producir un aumento de peso y los riesgos de diabetes y de enfermedad cardiaca aumentan.
BUENOS HABITOS. Uno de los problemas mayores en la tercera edad es la deshidratación. Un consumo inadecuado de líquidos puede contribuir a la confusión mental de las personas mayores. Lo mismo ocurre con la falta de potasio, un nutriente indispensable que suele ser dejado de lado. Es normal que muchos abuelos limiten su consumo de líquidos para evitar orinar reiteradamente. Sin embargo, es importante mantener los niveles de líquidos altos, para reducir las posibilidades de una deshidratación. Es por eso que se recomienda comer frutas y verduras, ya que su aporte de agua se complementa con la presencia de potasio. Una de las claves para mantener el organismo bien nutrido durante la vejez, es realizar actividades físicas, ya que los músculos ejercitados, además de proporcionar estabilidad y fuerza, mantienen el índice basal y su fuerza ayuda aprevenir caídas y fracturas de huesos. El ejercicio mejora, asimismo, el funcionamiento mental.