El síndrome del intestino irritable (SII) es una enfermedad digestiva crónica funcional de origen desconocido y que afecta de manera desigual a un amplio porcentaje de la población, pudiendo oscilar entre un 5% hasta alcanzar en algunas series a un 25% en población general, según los países y el tipo de población estudiada.1 ·2 ·3 Se trata de un conjunto de trastornos funcionales del intestino bastante frecuente, ya que se estima que representa aproximadamente entre el 20 y el 50% del total de consultas ambulatorias llevadas a cabo por los gastroenterólogos. El SII se caracteriza por la presencia de molestias abdominales de repetición o por la presencia de dolor abdominal de carácter cólico y naturaleza intermitente.
Los dolores suelen afectar a la porción inferior del abdomen, aunque tanto la ubicación como su intensidad son variables, incluso en un mismo individuo. También se presentan cambios en la frecuencia de la evacuación intestinal y/o en la consistencia de las heces, traducido por la presencia de diarrea crónica o recurrente, estreñimiento, o ambos ocurriendo de forma alternante. Presentan estreñimiento alternando con diarrea. El primero suele ser episódico, pero se puede hacer continuo e intratable con el empleo habitual de laxantes. El síntoma más frecuente es el dolor abdominal o el dolor generalizado asociado con períodos de dolor abdominal. El dolor puede ser aliviado con la defecación y/o la expulsión de gases. No existe un examen o diagnóstico exacto que determine con seguridad la presencia de un SII, razón por la cual esta condición fue tratada originalmente como un problema exclusivamente psicológico. Algunos investigadores lo consideran un fenómeno psicosomático.
Existe una aparente relación entre del SII con el estrés, el dolor pélvico crónico, la fibromialgia y varios desórdenes mentales (en una pequeña minoría). Dado que no existe una buena explicación para este fenómeno, se fortalece el punto de vista de que hay un factor neurológico y un factor psicológico importante para el SII.