Por Lic. Noelis Ruth Garcia
Las vitaminas son un aspecto fundamental para tener en cuenta a la hora de tener una piel luminosa y cuidada. Los dermatólogos recomiendan realizar una alimentación equilibrada que incluya alimentos que abarquen los distintos tipos de vitaminas.
Las vitaminas que no pueden faltar:
Vitaminas C y E:
La suplementación alimenticia con dosis moderadamente elevadas de vitamina C y E ejerce un papel fotoprotector en la piel. Los cítricos, las frutas y frutillas y algunas especies tropicales, como kiwi o mango son ricas en vitamina C. Los aceites vegetales, frutos secos, germen de trigo y verduras de hoja verde lo son en vitamina E.
Estas sustancias antioxidantes actúan una vez que la radiación ultravioleta ha penetrado en la piel y reaccionado con las moléculas que están ahí presentes para la generación de radicales libres de oxígeno. De tal manera, las vitaminas C y E luchan contra el daño producido en la elastina y el colágeno. Vitaminas C y E trabajan juntas sinérgicamente para promover la regeneración celular.
Vitaminas del grupo B
La dermatitis suele ser uno de los síntomas en las deficiencias graves de vitaminas del grupo B, por lo que es importante realizar un aporte dietético adecuado. Algunos alimentos que contienen este grupo de vitaminas son las carnes, cereales integrales, semillas, frutas, verduras y hortalizas.
Ácidos grasos esenciales
Son parte integral de las membranas celulares de la epidermis. Su deficiencia afecta directamente de manera negativa en la efectividad de la barrera cutánea y tiende a elevar la pérdida de agua en detrimento de la apariencia de la piel.
Los ácidos grasos esenciales, están involucrados en la producción de prostaglandinas (sustancias derivadas de los ácidos grasos), que modulan el balance hormonal, el tono vascular y la inflamación. La composición de la grasa de la piel está influenciada por el tipo de grasas que se ingieren.
En un estudio reciente se muestran datos que explican que puede haber una relación inversamente proporcional entre la ingesta de grasa y el fotoenvejecimiento, así como entre la grasa monoinsaturada y el fotoenvejecimiento.
Ácidos grasos poliinsaturados Omega-3
Los ácidos poliinsaturados de cadena larga omega-3 de los aceites de pescado azul, protegen del enrojecimiento de la piel, ya que disminuyen la producción de prostaglandina E2.
Por otro lado, es importante prestar atención a los minerales quienes también cumplen un importante papel en la salud de la piel.
El Selenio actúa sinérgicamente junto a la vitamina E en los sistemas biológicos antioxidantes. Entre los alimentos que contienen este mineral se destacan: la palta, nueces, semillas de girasol y lentejas.
Por su parte, el Zinc es un elemento esencial de la enzima antioxidante y participa en los procesos de renovación celular. Este mineral se encuentra involucrado en la funcionalidad de las glándulas sebáceas, la activación hormonal, la formación de las proteínas portadoras de vitamina A, la regeneración tisular y el control de los procesos inflamatorios. Parece evidente que para conseguir una piel saludable la ingesta de Zinc debe ser correcta. Contienen este mineral alimentos como el trigo, semillas de calabaza, el maní y el chocolate negro.