Mesa al revés: se come la mitad de las verduras y el doble de carne que lo ideal

Por Lic Noelis Ruth Garcia

La mesa de los argentinos fue puesta a examen y no le fue bien. Hubo bochazo masivo. Tras una larga investigación, expertos en nutrición lograron calcular cómo es la dieta promedio de las familias del país. Y fueron lapidarios: “Es justamente al revés de lo saludable, con mucho déficit en los alimentos esenciales y grandes excesos en los que deberían consumirse con moderación”. Algo con graves consecuencias para la salud.

El estudio del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea), llegó a esa conclusión luego de relevar los consumos de todos los alimentos y bebidas a la venta en el país y compararlos con una dieta saludable.

El resultado fue que, en promedio, los argentinos comen más del doble de carnes, harinas y dulces que lo ideal. Mientras que se llevan a la boca sólo un tercio de las frutas y legumbres necesarias; menos de la mitad de las verduras y una cantidad de lácteos que resulta 43% inferior a la recomendada.

De carnes, por ejemplo, bastaría comer 170 gramos al día: el equivalente a dos hamburguesas. Pero el consumo real es 105% mayor (350 gramos). Las carnes son alimentos de buena calidad nutricional, pero las que solemos comer tienen muchas grasas, de las cuales la mitad son saturadas, lo que suma calorías a una dieta que de por sí las tiene en exceso.

En el caso de la harina y sus derivados (como panificados, fideos o pizza), así como en papa y batata, la calidad nutritiva es baja. Pero llenan el estómago por poca plata y su consumo supera en 128% la ración ideal, que podría cubrirse con sólo una papa chica, dos mignones y unas pocas galletitas.

Son calorías económicas, saciantes y muy arraigadas en nuestra cultura alimentaria. Tenemos el consumo de pan más alto del mundo. Esos excesos integran un conjunto de determinantes del aumento en el sobrepeso, obesidad y diabetes.

La otra debilidad es el azúcar, que suele llegar “escondida” en las bebidas. Con más de 100 litros anuales por habitante, Argentina lidera el consumo mundial de gaseosas. Además, 38% de los líquidos de la dieta son infusiones como el mate y el té, que muchos toman dulces. Y sobran golosinas. En total, en vez de 8 sobrecitos diarios, se incorporan más de 20: un 122% más.

Del otro lado, las carencias. El cuerpo precisaría a diario 450 gramos de verduras (dos porciones abundantes) y otro tanto de frutas (tres medianas). Pero el argentino promedio sólo come 195 gramos de verduras (57% menos), 140 de frutas (69% menos) y con poca variedad. Lo que empobrece la dieta, promueve la obesidad y causa mortalidad prematura.

¿Cuánta leche o yogur se debería tomar en un día? Tres vasos. ¿Cuánto se toma? Poco más de uno y medio. Y hay un 67% de déficit en legumbres, cereales integrales y pastas de sémola, alimentos de alta calidad, pero casi ausentes en la mesa. Mientras, en sodio, el consumo duplica lo recomendado.

Los investigadores afirman que los desequilibrios se registran en todos los niveles socioeconómicos, aunque “los excesos y los déficits son algo más marcados en los pobres”, con mayor carencia en vegetales y lácteos, y más exceso en panificados, harinas y azúcares.

Lo preocupante es que la situación parece haberse agravado en los últimos años, al crecer el consumo de dulces, harinas y carnes. Según datos de la industria, el consumo de pastas aumentó más del 50% desde 2004. Mientras que el de carnes, en igual lapso, se amplió en más de 30 kilos anuales por persona hasta un récord de 126, en especial por una mayor ingesta de pollo.

Los efectos son serios y, en muchos casos, irreversibles. Se traduce en déficits y excesos típicos en nutrientes: ronda el 60% la proporción de personas de todas las edades con déficit de calcio”. El exceso en el consumo de sodio o de azúcares agregados alcanza a más del 75% de la población. Y prácticamente el 40% de los niños sufre carencias de nutrientes porque comen poco o nada de lácteos, verduras y frutas. En ellos, el sobrepeso y la baja estatura son algunas de las consecuencias.

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