Dr Jorge LAborda Molteni
En la práctica cotidiana no se dispone de ningún método para medir la volemia. Por consiguiente, es necesario valerse de los parámetros básicos y de la presión venosa central que son elementos indirectos para estimar la importancia de la pérdida sanguínea y su repercusión hemodinámica.
La repercusión hemodinámica de la hemorragia está en función del volumen de sangre perdido por unidad de tiempo, y se la considera grave cuando supera la capacidad de respuesta de los mecanismos hemostáticos.
Las hemorragias se clasifican en 4 grados. Las que corresponden a los grados III y IV se acompañan de signos de hipoperfusión periférica, hipotensión arterial, disminución de la diuresis y alteraciones del sensorio. En la bibliografía representan del 15 al 20% de las internaciones por hemorragia digestiva alta 83; en nuestra serie, la relación resultó ligeramente superior (23,6%).
Los indicadores de una pérdida importante son el shock hipovolémico o la inestabilidad hemodinámica, la hematemesis o deposiciones de sangre roja como forma de exteriorización, y el número de unidades de sangre requeridas.
Para categorizar como grave a una hemorragia, el 81% de los cirujanos encuestados le asignó prioridad a los signos de descompensación hemodinámica y, en segundo lugar, a la cantidad de sangre requerida para mantener estable al paciente.