La sobreingesta calórica del alcohol

El valor calórico de la bebida varía según la graduación alcohólica de la misma. Las bebidas destiladas siempre aportan más calorías porque tienen mayor graduación alcohólica. Además, hay bebidas que tienen azúcar (como los vinos dulces o los espumantes) que suman otras tantas calorías también. La cerveza -a pesar de que ésta tiene hidratos de carbono- no es la bebida que más calorías tiene debido a que es de menor graduación alcohólica (promedio 5-6° de alcohol/100 ml). El whisky, por ejemplo, tiene un promedio de 250 calorías en 100 mililitros. Lo que incide en el caso de la cerveza es que ésta se toma en mayor cantidad. Otra opción son los tragos de jugo de fruta con vodka. El vodka aporta unas 130 calorías cada 100 mililitros, sin contar el azúcar de la fruta. Al ser ésta tan dulce, se siente menos el gusto del alcohol y se toma más cantidad.

¿Cómo funciona la absorción de estas calorías? Debemos saber que gran parte del alcohol que ingerimos se absorbe a nivel del estómago, mientras que el resto se absorbe a nivel del intestino delgado. Por lo tanto, el aporte calórico del alcohol -que son 7 calorías por cada gramo- se produce antes que el aporte calórico de la comida en sí misma, ya que a la comida le lleva más tiempo la digestión. Cuando el cuerpo tiene disponibles las calorías del alcohol antes, utiliza primero esa fuente calórica. Por ende, después ya no necesita usar las calorías que vienen de las comidas (de los hidratos de carbono y las grasas). El alcohol se transforma entonces en un sustituto de fuente calórica y, por lo tanto, no se usa la grasa como combustible, produciéndose entonces el almacenamiento de grasa que se guarda como tejido adiposo. Por eso, está el famoso dicho de que “el alcohol fija las grasas”: en realidad, el alcohol es un ‘ahorrador’ de las grasas; es decir, el organismo usa las calorías del alcohol en lugar de utilizar la grasa corporal”.

Los efectos para la salud La sobreingesta de alcohol en las Fiestas trae aparejados otros problemas que tienen que ver, ya no con la sobrecarga calórica que produce, sino con la salud:

  1.  El alcohol es agresor de la mucosa gástrica: agudiza el problema en las personas que tienen gastritis o que tienen tendencia a hacer acidez o reflujo gastroesofágico.

2.  Es un hepatoagresor: es decir, es agresor para el hígado. En este momento tenemos muchas personas que tienen hígado graso y el alcohol es una de las principales causantes.

  1.  Abre el apetito: al producir secreción de jugos gástricos, cuando se empieza a tomar alcohol con el típico aperitivo se abre el apetito, por lo que se siente más hambre desde el principio de la cena.

4.  Produce desinhibición a nivel del sistema nervioso: esto hace que uno baje las barreras que generalmente se pone para no comer tanto. Te permite que comas y tomes sin que seas conciente de la cantidad.

  1.  Es un deshidratador: para poder recomponerse de una noche de mucho consumo alcohólico se necesita tomar mucha agua; parte del dolor de cabeza tiene que ver con eso.

 Recomendaciones De ninguna manera cuestionamos la ingesta de alcohol en forma medida, pero sí sugerimos la posibilidad de que uno pueda ingerir la menor cantidad de calorías líquidas durante los festejos, por sus consecuencias negativas para el organismo. En ese marco, sugerimos la implementación de alguna gaseosa light o una copa de vino que no sea tan completa (dos tercios de la copa) y dejar la cuota de alcohol para el brindis. Es conveniente evitar toda la previa y todo lo que es fernet con bebida cola y tragos. Si sumamos el tiempo cálido que tenemos y las comidas con mucha sal, provoca mucha sed. Si a ésta la aplacamos con bebida alcohólica, sumaremos muchísimas calorías. Hay que optar, en cambio, por aplacar la sed con agua, soda o alguna bebida gaseosa cero calorías, y dejar una cuotita de alcohol como para acompañar la comida y para brindis. A todo esto hay que sumar la tendencia que las personas se predisponen a que las Fiestas son noches en las que se programa el desborde. ¿Por qué no hay una manera de pasarla bien que no incluya el tener que estar en ese estado de alcoholización o semi-alcoholización? Este es todo un tema social para analizar. Esta situación se acentúa en diciembre porque tenemos todas las despedidas de año. La persona promedio tiene, como mínimo, una sobreingesta de alcohol por semana. Esto es bastante agresivo para nuestro organismo. Por eso nunca es bueno “programar” el desborde porque en esa situación es más difícil tomar el control. Se pueden hacer riquísimos jugos multivitamínicos, lo que no quiere decir que sean bajos en calorías porque el azúcar de las frutas está concentrada. De todas maneras, es mucho más sano y se puede usar esa variante diluida con agua o con hielo. Lo ideal es no hacer mezcla, ya que ésta suele producir más daño hepático y más molestia digestiva. Resumiendo, hay que hacerse la idea de sacarse la sed con bebidas sin azúcar, dejar la parte de alcohol para un acompañamiento de la comida, tomar mucha agua en medio de las comidas, y hacer una buena depuración al día siguiente. Es un desafío a la disciplina y a la voluntad, y reconocemos que no es nada fácil. Pero por lo menos podemos decir “voy a tomar menos que la vez pasada; esta vez me voy a medir”. Esto ya es una medida de moderación.

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