Nutrición del envejeciente

Las tendencias demográficas en la población adulta vieja han cambiado dramáticamente. De hecho, la edad cronológica a la que una

persona es considerada “vieja” varía de acuerdo a los grupos en que nos encontremos y ha aumentado con el tiempo.

Actualmente y para efectos de estadísticas y de definición, en Puerto Rico una persona mayor de 60 años se considera envejeciente, y mayor de 65 años en los Estados Unidos.

El envejecimiento es un proceso normal que comienza desde el momento de la concepción y termina cuando morimos. Pero, que en la actualidad debido a que la esperanza de vida en la población humana ha aumentado considerablemente en nuestra sociedad se habla con mayor frecuencia. 

La vejez es una etapa de la vida, que abarca una sucesión de cambios en distintos procesos fisiológicos como alteraciones en los sentidos, alteraciones dentales (ejemplo; la falta de dientes), disminución en la capacidad de absorción y digestión de los alimentos y cambios en el sistema nervioso, determinando alteraciones estructurales y funcionales en los diversos tejidos del organismo. 

Como consecuencia de todos los cambios que conlleva la vejez, muchos de los ancianos pueden presentar una malnutrición, ya que ingieren cantidades menores de calorías, proteínas y otros nutrientes de las que necesita su cuerpo. 

Cambios sicosociales se encuentran también presentes como son el bajo apoyo social, bajos recursos económicos, incapacidad física y la pérdida de autonomía social y personal, entre otros. Es importante recalcar que la mayoría de los cambios producidos en la vejez son efectos acumulativos de las lesiones y enfermedades que ha ido sufriendo el individuo a lo largo de la vida.

Como consecuencia de todos los cambios que conlleva la vejez, muchos de los ancianos pueden presentar una malnutrición, ya que ingieren cantidades menores de calorías, proteínas y otros nutrientes de las que necesita su cuerpo. ¿Cómo podemos sospechar la presencia de una malnutrición en ancianos? Cuando observamos una pérdida significativa de peso, fatiga y falta de apetito, heridas que tardan en cicatrizar y aparición de úlceras en las áreas de presión, fracturas óseas que tardan en unir debido a alteraciones en la absorción adecuada de calcio, fósforo y vitamina D; anemia por déficit de hierro, vitamina B12, vitamina E y acido fólico, entre otros.  

Los viejos tienen necesidades únicas, por lo que las recomendaciones dietarias deben ser individualizadas. Sin embargo, las recomendaciones dietarias generales para un viejo saludable son las siguientes:

 

Otras consideraciones que se deben evaluar al diseñar un plan alimentario para los viejos son las instalaciones físicas que tengas (cocina, horno, nevera, etc.), la capacidad y el deseo que tengas para la preparación de alimentos. Es importante recalcar que la nutricionista dietista es el único profesional autorizado que puede diseñar dicho plan de alimentación individualizado, balanceado y adecuado para proveer la salud y el bienestar para la población de viejos.  

La autora es doctora en nutrición y dietética y presidenta del Colegio de Nutricionistas de Puerto Rico. 

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