Los «orexígenos» son sustancias o señales que estimulan el apetito y promueven la ingesta de alimentos. Estos compuestos actúan como señales positivas en el sistema nervioso central, especialmente en el hipotálamo, para aumentar la motivación para comer.
Algunos ejemplos de orexígenos:
Grelina: es una hormona producida principalmente en el estómago y liberada cuando el estómago está vacío. Es conocida como la «hormona del hambre». Sus niveles aumentan antes de las comidas, estimulando el apetito y preparando al cuerpo para la ingesta de alimentos.
Orexinas: las orexinas (orexina A y orexina B) son péptidos producidos en el hipotálamo. Están involucradas en la regulación del sueño y la vigilia, pero también desempeñan un papel en la regulación del apetito y la ingesta de alimentos. Estimulan la actividad neuronal que promueve la vigilia y el consumo de alimentos.
Neuropéptido Y (NPY): es un neuropéptido producido en el hipotálamo y otras áreas del cerebro. Estimula el apetito y la ingesta de alimentos. Su liberación aumenta en respuesta al ayuno y disminuye después de las comidas.
Endocannabinoides: son compuestos lipídicos producidos en el cuerpo, y su sistema receptor está involucrado en la regulación del apetito. La activación del sistema endocannabinoide puede aumentar el apetito y la búsqueda de alimentos.
Serotonina (5-HT): es un neurotransmisor producido en el intestino y el cerebro. Aunque la serotonina a menudo se asocia con la regulación del estado de ánimo, niveles bajos de serotonina pueden contribuir a un aumento del apetito y a la búsqueda de alimentos.
La regulación del balance energético implica una compleja interacción entre señales orexigénicas y anorexigénicas (que suprimen el apetito) para mantener un equilibrio adecuado entre la ingesta de alimentos y el gasto energético. Estos sistemas están finamente sintonizados para adaptarse a las necesidades metabólicas del cuerpo en diferentes estados fisiológicos y ambientales.