Prevención o detección precoz A fin de evitar las psicopatologías alimentarias, es conveniente realizar lo siguiente:
- Enseñar a los niños a tener conductas saludables, sobre todo en lo referido a la alimentación y el ejercicio.
- Mejorar la autoestima mediante la propia aceptación del cuerpo y el rechazo a los estereotipos poco saludables que establecen los medios.
- Evitar presionar a los niños, intentar comprenderlos y conversar con ellos sobre los eventuales problemas que puedan suscitarse. Permitir la independencia del joven, pero con la debida supervisión.
- Vigilar a las personas en población de riesgo en cuanto a sus conductas alimenticias, pero sin ejercer control excesivo.
- Educarse sobre el metabolismo humano a fin de comprender cuáles son los hábitos alimenticios correctos, y educar también a los niños.
- En caso de obesidad, acudir al nutricionista: nunca emprender una dieta sin supervisión médica.
- Comer en familia, y hacerlo en lo posible en los horarios establecidos y sin prisas. No saltear comidas, y no castigar a los niños mediante la prohibición de alimentarse.
- Educarse y educar a la familia sobre los trastornos alimentarios, y en caso de que alguien presente síntomas relacionados con un trastorno de este tipo, acudir al especialista.
Tratamiento
- Ayudar al paciente a encontrar sus propios valores, ideales y objetivos sin dejarse influir por el entorno.
- Fomentar la independencia y autoestima del enfermo.
- No negar la situación cuando aparecen síntomas relacionados con psicopatologías alimentarias.
- Acudir a un grupo de apoyo. Buscar consejo de psicólogos, trabajadores sociales y personas de confianza.
- Reunir información, conseguir datos sobre el tratamiento en un centro de salud o preguntando al personal educativo. Obtener ayuda voluntaria; no rechazar la ayuda de otras personas que hayan observado el comportamiento problemático.
- Comunicarle a la víctima, con claridad, la preocupación que se siente por ella, la convicción de que necesita tratamiento, y la voluntad de proporcionarle apoyo emocional, financiero o de cualquier otro tipo.
- Anotar el comportamiento que presenta el paciente.
- No esperar que la víctima acepte de primera que tiene un problema.
- Evitar concentrarse en su aspecto. Comentarios como “¡ya estás muy delgado!” o “¡come que estás muy flaco!” solo logran que la persona se obsesione más con su aspecto corporal.
- No obligar al paciente a que coma, ni criticarle sus actitudes, pues eso probablemente incrementará la depresión de la persona y hará que se obseque en sus comportamientos. Es preciso tener paciencia.
- No establecer comparaciones entre el enfermo y sus prójimos.
- Intentar que la situación no altere la vida familiar. No dejar de lado a la propia familia.
- Evitar los sentimientos de culpa o de autocompasión.