Un consumo saludable de sal

Actualmente cinco de cada 10 mexicanos tienen hipertensión y el factor modificable más sencillo para prevenir este mal es reducir el consumo de sal.  Mientras que el consumo recomendado es de aproximadamente 5 gramos, en México este consumo es de hasta 11 gramos.

De acuerdo con un estudio recientemente publicado en The New England Journal of Medicine que simulaba los efectos esperables al reducir el consumo de la sal en la población de Estados Unidos, una reducción dietética de 3 gramos diarios de sal disminuiría el número anual de enfermedades cardiovasculares entre 60.000 y 120.000 casos, de ictus entre 32.000 y 66.000, de infarto de miocardio entre 54.000 y 99.000, y de fallecimiento por cualquier causa entre 44.000 y 92.000 casos al año. Además, esta medida también sería beneficiosa desde el punto de vista económico, consiguiendo un ahorro de entre 10.000 y 24.000 millones de dólares. El consumo elevado y frecuente de sal provoca graves daños a la salud a nivel renal, así como en las venas, el endotelio que es la capa que recubre las arterias y las venas, se daña mucho por el consumo de sal, que está muy asociado con la prevalencia de infartos, accidente cerebral vascular, trombosis y es el factor identificable más claro para hipertensión.

Hace más de una década que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 6 gramos el consumo máximo diario de sal, cifra muy por debajo de la que se ingiere de media en el mundo, entre 10 y 12 gramos. La mayor parte de la ingesta diaria de sal, el 80%, proviene de los productos envasados y precocinados. Añadir sal en la comida, tanto en el momento de procesado como en el de consumo, es innecesario. La sal empezó a utilizarse para conservar los alimentos durante más tiempo, pero con los sistemas más modernos de conservación, esta medida ya no es necesaria y en la actualidad se utiliza básicamente para dar más sabor a la comida. Algunos tips para reducir el consumo de sal son:

  • Comer más alimentos frescos, que contienen menos sodio.
  • Reducir el uso de la sal al cocinar y dejar que cada persona agregue la cantidad que desee en los platos individuales, como las ensaladas.
  • Sazonar con especias y hierbas aromáticas ayuda a reducir de forma paulatina la adición de sal a los platos.
  • Cocinar los alimentos al vapor: al no haber un medio con el que el alimento entra en contacto, no hay cesión de sustancias y se conserva mejor el contenido natural del sodio del alimento.
  • La sal oculta de los alimentos elaborados es la más difícil de rehuir. Conviene reducir la ingesta de productos procesados, y en su caso, escoger los elaborados con menos sal o sodio (ver y comprobar la información de la etiqueta nutricional).
  • La sal marina, por su sabor más fuerte, permite emplear menos cantidad para dar sabor a las comidas.

Para asegurar unos hábitos alimentarios correctos, las etiquetas expresan a menudo el contenido de sal en gramos (g). El sodio, aunque se utiliza como sinónimo, no es sal. Por este motivo, para conocer la cantidad exacta de sal, hay que multiplicar por 2.5 los gramos señalados en sodio. Así, si la etiqueta de una lata de atún en escabeche informa de que sus 100 gramos contienen 0.59 g de sodio, esto significa que contiene 1.47 gramos de sal.

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